El dolor de espalda rara vez comienza a los 6 años, aumenta a partir de los 10 y afecta al 51% de los niños y al 69% de las niñas a los 15 años. La Red Española de Investigación del Dolor de Espalda (REIDE), una organización creada para estudiar este tipo de enfermedades, analiza estos datos y anima a los niños a desarrollar buenos hábitos que les ayuden a conseguir un mejor bronceado. Se aconseja que el peso de la mochila no debe ser más del 10% del peso corporal del niño o niña.
¿Son las mochilas escolares causa del dolor de espalda en alumnos? Cada día vemos a los alumnos dirigirse a sus colegios con mochilas escolares pesadas para transportar el material escolar y nos preguntamos si se puede asociar el dolor de espalda con este hábito.
Las mochilas, un factor más (pero no el único) implicado en el dolor de espalda
La mochila es una manera práctica para que los niños y adolescentes puedan llevar los libros y el material escolar a las aulas. Y, con un uso correcto de las mismas, no tienen por qué aparecer dolores de espalda. Según nos explica Yolanda Marcén, “generalmente, el dolor de espalda entre los más jóvenes suele ser de carácter inespecífico”, es decir, “no hay una consecuencia directa de ningún factor que podamos decir qué es lo que lo provoca”. Por tanto, aunque no podamos confirmar de manera rotunda que toda la culpa de un posible dolor de espalda en los niños y adolescentes es de la mochila, “sí que es cierto que, durante los últimos años, se han hecho muchos estudios que intentan relacionar la mochila con esta dolencia”.
El principal debate es mochila, ¿con o sin ruedas? Una de las cuestiones a tener en cuenta es que hay que optar por aquella que sea funcional y que esté diseñada para el uso que se le va a dar. También debe ser ajustable, para adaptarse al crecimiento de los pequeños durante el curso. El número de compartimentos también influye puesto que, cuantos más tenga, más se podrá distribuir el peso. Eso sí, lo que resulta realmente importante es apostar por el modelo que garantice la salud postural del niño. Tanto las que van a la espalda como en carrito pueden hacerlo, siempre y cuando se tengan en cuentan las características que deben cumplir para conseguirlo.
Entonces, ¿Cuál debemos escoger?
- La clásica a la espalda. Si vamos a optar por este modelo es importante tener en cuenta el tamaño que escogemos y la altura de su portados, no superando en ningún caso, además, el 10% del peso del niño que la va a llevar. Otro de los factores que no debemos perder de vista es el grosor de los tirantes, siempre gruesos y acolchados, que incluyan (¡si es posible!) una banda a la cintura para repartir el peso, así como la firmeza de la bolsa, para evitar que las esquinas de los libros se puedan clavar.
- Apostando por el carrito. Si, por el contrario, nuestros pequeños son de los que no se imaginan la vuelta al cole sin una mochila de ruedas, debemos tener en cuenta el trayecto a casa (solo indicadas para caminos cortos para no forzar la postura), que la envergadura de la mochila no supere el ancho de la espalda de nuestros hijos (para evitar sobrecargas) y que el asa de agarre sea ergonómica para no dañar sus manos.
El ejercicio físico, tan importante como saber elegir la mochila
Además de la aparición de un posible dolor de espalda, Yolanda Marcén nos indica que “existen estudios que muestran la prevalencia del dolor que tienen los niños y adolescentes con la espalda, pero no solo se centran en esta zona, sino que muchos jóvenes también refieren tener dolor en otras partes del cuerpo, sobre todo, rodillas, brazos y dolor de cabeza”. No hay una causa exacta que justifique la aparición de estas molestias, “aunque sí que se pueden relacionar con los hábitos que tenemos y, muy importante, la falta de ejercicio físico”. Por eso, otra recomendación además de las ya vistas para la prevención de los dolores es fomentar que los niños y adolescentes hagan más deporte, consiguiendo que tengan una mejor capacidad funcional.
Para inculcarles estos hábitos, el inicio del curso escolar es la mejor etapa, porque nos planteamos a qué actividades vamos a apuntarles. En este caso, la experta nos recomienda que “aunque todas sean muy interesantes, recomendamos que se apueste por actividades con componentes físicos”.